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domingo, 10 de octubre de 2010

Informacion del humano





PREHISTORIA 
      Abarca el período en que el hombre empieza a ser tal hasta que es capaz de legar a sus descendientes testimonios escritos. La Prehistoria es el estudio de la vida del hombre antes de que este inventara la escritura. 
      Se constituye como ciencia  a partir del siglo XIX y tiene como fundador a Boucher de Perthes.
 
 
      Sus métodos la emparentan más que con la historia (en sentido clásico) con las ciencias naturales, especialmente la geología. Utiliza la indagación científica del pasado (métodos arqueológicos) y reconstruye el pasado del hombre con esquemas inteligibles . 
      Los comienzos de la Prehistoria son conocidos por los descubrimientos casuales de profesionales libres aficionados (Sautuola, Boucher de Pertes) y el reconocimiento científico de los descubrimientos arqueológicos por parte de ingenieros (Siret es el mejor exponente, junto con Vilanova i Piera y Casiano del Prado) o geólogos en su mayoría (Lyell, por ejemplo). Los primeros decenios del siglo XX constituyen la fijación general de cronologías y esquemas generales de la evolución de las faunas e industrias, así como de los hallazgos antropológicos. La figura más representativa es el abate Breuil.   En la década de los 70 con la aceleración de hallazgos antropológicos, el asentamiento de esquemas generales y la evolución tecnológica serán los prehistoriadores ingleses quienes realicen la aportación fundamental, desde Gordon Childe a J. D. G. Clark. La figura de F. Bordes, quien introduce el concepto de facies, inicia la siguiente etapa en los estudios prehistóricos. Las listas tipológicas de Bordes y D. de Sonneville-Bordes/Perrot fueron traducidas a nuestro idioma por J. A. Moure y utilizadas regularmente en los trabajos de la Cornisa Cantábrica. 
TÉCNICAS E HISTORIA DE LA ARQUEOLOGÍA 
      En un principio los descubrimientos arqueológicos eran fortuitos, debidos a obreros que realizaban excavaciones,  a los animales que desaparecían en oquedades y eran buscados por sus dueños o, como en el caso chino, al comercio de dientes de dragones… 
     Hoy en día, se utilizan estas pistas, así por ejemplo los mitos sobre los gigantes (se refieren a los huesos grandes que encontraban, lo que hacía suponer a los hombres la existencia de monstruosos gigantes), las leyendas primitivas (egipcias, sumerias…)... etc, para localizar posibles yacimientos; y , tras la indagación erudita, se tienen que hacer prospecciones en el terreno, servirse de la fotografía aérea y estudiar las sombras proyectadas en el terreno; el desarrollo diferencial de la vegetación (las fosas, pozos… propician un crecimiento de la vegetación y, al contrario, los muros, piedras, calzadas… hacen que crezca rala); las diferencias de coloración del terreno ; practicar el submarinismo arqueológico; utilizar detectores electromagnéticos… 
      La prospección ha conducido al arqueólogo hasta el yacimiento y ahora se inicia la etapa de excavación    
LAS EXCAVACIONES 
      Leroi-Gourham comparaba el terreno de la excavación con un libro en el que está "toda la historia no escrita de la humanidad encerrada en las hojas superpuestas del libro de la tierra, y la técnica de la excavación tiene como primer objetivo asegurar su correcta lectura". La tarea del arqueólogo consiste en ir abriendo este libro, hoja por hoja, cuidando de no dejar que desaparezca una sola palabra, so pena de hacer quizá incomprensible el libro (Alimen). 
      Dos son las normas capitales que gobiernan el tratamiento de todo yacimiento arqueológico: registrar íntegramente los restos exhumados, y establecer con precisión el orden de sucesión de los distintos estratos en que se contienen tales restos. El método estratigráfico lo ha tomado el arqueólogo del geólogo: los estratos inferiores son los más antiguos. Los objetos encontrados se definen en relación con todo lo que les rodea de su mismo estrato (sincronía) y al mismo tiempo con los objetos del estrato anterior y el posterior (diacronía). 
      Antes de emprender la remoción de los depósitos de relleno de una cueva o una instalación al aire libre, el excavador comienza por practicar en el espesor de esta masa un sondeo que le suministrará información acerca de la sucesión de los niveles de ocupación, su duración aproximada y la importancia de la estación. Una vez fijado el espesor del estrato, comenzará lentamente a levantarlo de arriba abajo, situando con la mayor precisión la disposición de los objetos hallados. Si esta tara se realiza chapuceramente y se llega al siguiente nivel, quedará destruido lo que el tiempo había perdonado. Por eso es imprescindible el levantamiento de un plano topográfico del terreno y su división en cuadrículas de 10 cm, anotando y fotografiando el lugar exacto de cada pieza hallada, de manera que en cualquier tiempo se pueda reconstruir el yacimiento. 
      Conviene olvidar las películas que muestran a los arqueólogos como caza objetos y tesoros. Hoy en día se muestra la tendencia contraria: ningún vestigio carece de importancia. Semillas, detritos, residuos alimenticios, desechos de fabricación… nos informan igual que los objetos "más preciados". Los retos de polen, ceniza o carbón vegetal de los estratos nos permiten datarlos.  
LA ARQUEOLOGÍA EN EL LABORATORIO 
      Después de la excavación el arqueólogo se ve obligado a recurrir a técnicos especialistas. El primero el sedimentólogo, que estudia los sedimentos que rodean, sostienen o cubren los restos arqueológicos. Por ejemplo, se ha descubierto que durante los periodos fríos se desprenden de las paredes de las cuevas granos de tamaño superior a los 5 mm, mientras que en los periodos cálidos, las filtraciones de agua originan un grano más fino, inferior a 2 mm. 
     Otro de los colaboradores imprescindibles es el paleobotánico y el palinólogo, que estudia los restos antiguos de polen, los cuales  nos ofrecen una imagen del paisaje vegetal y de su evolución en relación con las oscilaciones climáticas. 
      La paleontología  es otra de las disciplinas requeridas por el arqueólogo. El recuento estadístico de los restos animales es fundamental para determinar si los restos examinados pertenecen al habitante normal de una cueva o si se trata de residuos alimenticios, sobras procedentes de la caza, etc. El hecho de que la osamenta fósil conserve su microestructura nos ha revelado las diferentes enfermedades de los animales y del hombre prehistórico. 
LOS YACIMIENTOS DE FÓSILES 
      El registro fósil.- La palabra fósil viene del adjetivo latino “fossilis”, derivado del verbo “fodere” (excavar) que se aplica a cualquier objeto desenterrado. Actualmente sólo se aplica a los restos o señales de actividad de los organismos del pasado. 
      Al conjunto de fósiles se le llama registro fósil. 
      Lo más normal es que fosilicen las partes minerales de los animales y plantas (huesos, conchas, caparazones…) aunque a veces fosilizan organismos completos (insectos en el ámbar, cadáveres congelados…). 
      Lo mismo ocurre con las partes duras de los vegetales (troncos, raíces…) con respecto a las llamadas partes blandas (hojas, frutos…). Sin embargo, la mayor parte de los fósiles vegetales son esporas y granos de polen, estudiados por la disciplina llamada PALINOLOGIA, del griego “palyno” = rociar (porque los sedimentos parecen “rociados” de esporas y polen). 
      La mayor cantidad de fósiles (y la mayor cantidad de pistas del registro fósil) fueron producidas por invertebrados marinos (trilobites, lombrices, gusanos… depositados en el fango del fondo). 
      Otras huellas apreciables son las formadas por los túneles de alimentación, túneles de habitación, heces (coprolitos) e instrumentos líticos humanos. Todas las huellas son estudiadas por la PALEICNOLOGIA (del griego “ichnos”=huella). 
      Sólo una pequeña parte de los seres del pasado están representados en el registro fósil, por lo tanto, es un registro “sesgado”. Constituye una estrecha mirilla por la que intentamos vislumbrar el pasado. No sabemos que las especies fósiles, en realidad, fueran las que más abundaron en el pasado, puesto que a lo mejor otras especies no dejaron rastro. 
      La Tafonomia.-  estudia las maneras de establecer cómo llegaron los fósiles al yacimiento, la forma cómo se encontró el fósil y qué tipo de información se ha perdido durante la fosilización. 
      Tipos de yacimientos. Los yacimientos se producen cuando el enterramiento es rápido, de lo contrario, los restos quedan expuestos a los factores atmosféricos y biológicos (carroñeros…) quedando destruidos. 
      La sedimentación ha de ser rápida y se produce en aquellos ambientes en los que llega el agua corriente, cargada de sedimentos, y se produce un descenso abrupto de la velocidad del agua.  Los principales tipos de yacimientos se constituyen en: 
-Cuencas sedimentarias o grandes depresiones.
-Terrazas fluviales.
-Interior de las cuevas. 
      a) Grandes depresiones.  
           Una cuenca sedimentaria es una región deprimida, rodeada de montañas, donde se depositan los sedimentos arrancados por el agua a las montañas. 
      En el campo de la EVOLUCIÓN HUMANA resulta importante la cuenca sedimentaria del RIFT VALLEY, formada por un hundimiento tectónico ocurrido hace 8 m. a. que, como un gigantesco surco arado, se extiende desde Mozambique hasta el norte de Etiopía. 
      La causa de este peculiar relieve está en el hecho de que, en esta región, se está fracturando la litosfera terrestre. Si el proceso continúa, el llamado “cuerno de África” acabará desgajándose y se desplazará hacia el norte. 
      La capa más externa de la tierra, la corteza (de 30 Km de espesor), es rígida. Los 100 km primeros del MANTO también son rígidos, y junto con la corteza, forman la LITOSFERA.  Entre los 100 y 1000 km de profundidad está la ASTENOSFERA (esfera fluída) dónde las rocas están a punto de fusión (magma). En determinados puntos de la astenosfera las rocas están más calientes y esta masa líquida tiende a ascender (corriente de convección). La litosfera se abomba y se parte, produciéndose hundimientos como el del  Rift Valley. Este proceso es el responsable de que la litosfera esté fracturada en PLACAS TECTÓNICAS las cuales se desplazan según un procedimiento conocido como DERIVA CONTINENTAL. 
      b). La terrazas fluviales. 
      Sin extendernos demasiado diremos que los ríos se dividen en tres tramos: el alto tiene una gran erosión debido a la pendiente y velocidad del agua, en el medio se continúan transportando los sedimentos, los cuales se depositan el tramo bajo.
      La variación del perfil del cauce y del caudal del río hacen que la zona de erosión y sedimentación no sean constantes. Cuando la zona de erosión de un río se sitúa en su antigua zona de sedimentación se forman sedimentos sin erosionar que se conocen como terrazas fluviales. 
      c). Los rellenos de cuevas. 
            Las cuevas se forman en terrenos calizos, debido a la disolución del carbonato cálcico por el agua (dióxido de carbono). Las rocas calizas se forman en el fondo del mar, y se pliegan por la dinámica de la corteza terrestre. De este modo el interior de las montañas va siendo horadado por la acción del agua y se forman túneles horizontales y verticales. Estos túneles serán rellenados de sedimentos por el agua, que también arrastra organismos, junto con los que introducen los carnívoros y los humanos (acumulaciones intencionadas de cadáveres).

Así se llenaba una cueva natural
 
 Asi se llenaba una cueva
Herramientas
Sedimentos depositados en condiciones de clima frío
Polen fosilizado
Huesos fosilizados
Sedimentos depositados en condiciones de clima cálido
Piedra caliza

Figura 1.-Esquema del diario "El Mundo"
LA MEDICIÓN DEL TIEMPO. 
      1. La dataciones relativas. 
      Para datar los restos arqueológicos se utilizan distintas técnicas, siendo una de las más  importantes la estratigrafía. Las rocas se encuentran en serie, las más recientes encima de las más antiguas, pero un enterramiento, efectuado en estratos primitivos puede engañar al incauto, atribuyendo a un esqueleto una antigüedad que no tiene. 
      También se comparan los yacimientos (correlación de columnas estratigráficas) a la búsqueda de estratos comunes, en base a sus propiedades litológicas y a los fósiles contenidos. Una vez hallados los estratos comunes nos será fácil colocar los otros estratos en relación unos con otros, consiguiendo un marco de referencia temporal más amplio. Así, contando con numerosos yacimientos y estableciendo correlaciones entre ellos, podemos constatar la evolución de las especies de seres vivos (su comienzo y su final), y teniendo en cuenta la naturaleza continua e irreversible del proceso evolutivo, se puede establecer un marco cronológico, caracterizado por determinadas faunas y floras. 
      Así dividimos el transcurrir del tiempo en ERAS (Paleozoico, Mesozoico y Cenozoico) y dentro de ellas establecemos PERÍODOS, a su vez divididos en ÉPOCAS. La evolución de los humanos tuvo lugar durante la era Cenozoica,  entre el periodo terciario (paleoceno, eoceno, oligoceno, mioceno y plioceno) y el cuaternario (pleistoceno y holoceno).
      El sueco G. De Geer se basaba en los depósitos estacionales de sedimentos de los glaciales -varvas-, para datar los restos arqueológicos. Cuando la masa acuosa que se derrite de un glaciar no llega al mar, se extiende en forma de lago bloqueado por la barrera morrénica frontal; es aquí donde se van acumulando los depósitos en estratos superpuestos como hojas de un libro. 
   La datación del tiempo por los anillos de un árbol -dendrocronología- se conoce desde hace tiempo. Se sabe que el árbol aumenta cada año en un anillo. Pero el grosor de estos anillos disminuye del centro a la periferia; esta variación es lo  suficientemente regular como para hacer posible la determinación de un espesor medio en función de la distancia al  centro. Ahora bien, suele ser frecuente que los círculos de crecimiento ofrezcan desviaciones con respecto al espesor medio. Ha sido posible establecer que dichas variaciones correspondían a las oscilaciones del clima: los espesores más gruesos indican años cálidos y húmedos. El análisis de todas estas variaciones, reflejado en diagramas climáticos, permite observar la existencia de secuencias características; por consiguiente, dos árboles que ofrezcan idénticas secuencias son contemporáneos.
2. La radioactividad. 
      En 1948, el inglés P. Kennet Oakley pudo determinar la edad relativas de las diversas osamentas de un mismo yacimiento a partir de su composición en flúor , ya que dicho elemento presenta la propiedad de desplazar en el interior del suelo al fosfato de calcio que constituye la materia de los huesos. La fluorina tiende a cumularse en los huesos enterrados, y su promedio de acumulación depende de la concentración de este elemento en las aguas subterráneas de los alrededores.
 
 
En un mismo yacimiento, todos los huesos deben tener la misma concentración de fluorina, de lo contrario se debería estudiar como ha llegado hasta allí un hueso con diferente concentración. 
      Los protones caracterizan a los elementos. Todos los átomos con igual número de protones tienen características químicas idénticas. Los neutrones no.  
      Dentro de los ELEMENTOS se incluyen átomos con diferente número de neutrones, llamados ISÓTOPOS de un elemento. Todos los isótopos de un elemento tienen el mismo número de protones, pero varían en el número de neutrones.        
  A los isótopos se les nombra con el nombre del elemento más el número de neutrones que tienen. Por ejemplo, el Carbono -14 ó 14C tienen un átomo de carbono con 14 neutrones en su núcleo. 
      Se dice que un átomo está en equilibrio cuando tienen el mismo número de protones (+)  que electrones (-). Este equilibrio puede cambiar por la ganancia o pérdida de electrones. Este proceso se conoce con el nombre de IONIZACIÓN. 
      En 1896 el químico Henry Becquerel descubrió la RADIOACTIVIDAD NATURAL, consistente en la desintegración espontánea de los isótopos, es decir, en las variaciones que sufren en el número de neutrones o protones de su núcleo, emitiendo radiaciones. 
      Cuando varía el número de neutrones, el isótopo se convierte en otro isótopo distinto del mismo elemento. Si la modificación varía el número de protones se produce un cambio de elemento.
      Estas desintegraciones radiactivas se producen espontáneamente, pero a un ritmo regular, pudiendo establecerse su PERIODO. El periodo de un isótopo radiactivo es el espacio de tiempo necesario para que la cantidad inicial de ese isótopo se reduzca a la mitad. 
      El carbono radiactivo consiste en medir el tiempo que emplea un cuerpo radiactivo en perder gradualmente su radiactividad. Al descubrirse, en 1949, que en la naturaleza existía carbono radiactivo, el físico norteamericano W.F. Libby señaló sus posibles aplicaciones en la arqueología. Hay que buscar el origen del C14 en la irradiación cósmica: los neutrones (núcleos atómicos) emitidos en esta irradiación provocan en las altas capas de la atmósfera la transmutación del nitrógeno en carbono radiactivo, el cual se combina con el oxígeno del aire para dar anhídrido carbónico, el cual es absorbido, directa o indirectamente, por todos los seres vivos. Cuando se produce la muerte de alguna planta o animal, el C14 que contienen inicia su proceso de desintegración que habrá de transformarlo en C12 , o carbono ordinario. Esta alteración se efectúa siguiendo un ritmo regular. El tiempo que tarda la radiactividad a reducirse a la mitad, se llama periodo, y en el caso del C14  es de 5.570 años; su descenso a la cuarta parte representará una duración de 11.140 años, etc. Para etapa superiores a los 20.000 años, los cálculos resultan inciertos en razón de la debilidad de la radiación. La conversión del C14  en acetileno hace retroceder los límites de la investigación hasta los 70.000 años. 
      El potasio 40 (periodo: 1.3000.000 años) sustituye al C14  por encima de los 70 Ka. El potasio natural contiene un isótopo (potasio-40) que decae a un régimen conocido hacia el gas inerte argón-40, el cual queda atrapado en los cristales de minerales potásicos. Por comparación de la cantidad de gas argón y potasio que haya en una muestra de un yacimiento, se obtendrá una datación del mismo. 
      Un nuevo método de datación isotópica ha sido desarrollado para estudiar los fondos de barro extraídos del lecho del mar. El uranio (U234 y U238) del agua del mar se transforma en protactinio (periodo: 34.300 años) y torio (promedio: 80.000 años). Estos elementos son captados por los sedimentos que se forman en el fondo y quedan incorporados al lecho del mar. 
      La dataciones por series de uranio y torio se emplean donde no hay rocas volcánicas, a condición de que tengan bastante uranio. Se basa en la desintegración del uranio en uranio238, uranio235 y torio232. Puesto que los periodos de los isótopos implicados son conocidos, las proporciones relativas entre ellos son una medida del tiempo transcurrido desde la formación de la rocas que los contiene. El límite de esta técnica llega cuando no se puede medir el número de átomos que están pasando de uno a otro. Cuando se alcanza el equilibrio, el "reloj” isotópico se detiene, y ocurre hacia los 350.000 años. Las rocas más antiguas no se pueden datar. En determinadas condiciones el “reloj” puede volver a ser puesto a cero para un nuevo periodo de 350.000 años. Se produce cuando la roca “parada” es disuelta por el agua. Entonces arrastra el uranio, que es soluble, formando estalactitas y estalagmitas. 
      Otro de los métodos de datación es el estudio de huellas de fisión . Se descubrió que el uranio contenido en los cristales antiguos tenía tendencia a estallar, dejando pequeñas huellas de estas "explosiones atómicas", las cuales se hacen visibles tratándolas con un determinado ácido. Examinando el cristal al microscopio y haciendo un recuento de estas fisiones se podrá calcular la edad del cristal, por ejemplo la obsidiana volcánica. 
      Este método sólo se aplica a rocas volcánicas, sobre todo el zircón, muy duro cuya superficie no se raya y permite distinguir las trazas de fisión. Cuando esta roca se solidifica, los minerales que la componen cristalizan y atrapan en la red de átomos de los cristales otros átomos  del isótopo uranio238. Estos átomos se fisionan espontáneamente, según una tasa de tiempo conocida , en dos átomos “hijos” que salen despedidlos violentamente en sentidos opuestos, dejando unas cicatrices que pueden ser contadas y, a partir de su densidad y la cantidad de uranio238, calcular la antigüedad del cristal. 
      Dataciones por termoluminiscencia y resonancia del espín electrónico. La  TL y la RES se basan en la ionización de determinados minerales debido a la radiación y la termoluminiscencia. Algunos minerales debido a la presencia de isótopos radiactivos en los sedimentos circundantes, liberan electrones de algunos de sus átomos (se ionizaqn). Estos electrones quedan atrapados en la malla cristalina del mineral, siendo su número proporcional ala dosis de radiación recibida. Algunos minerales se ionizan por termoluminiscencia (luz solar intensa, acción del fuego…) Si medimos la dosis de radiación anual del sedimento del que procede la muestra, basta dividir la dosis total del mineral por la dosis anual para conocer el número de años transcurridos desde la última vez que el mineral fue desionizado por efecto del calor. 
Figura 2.- Escala cronológica de la polaridad geomagnética de los últimos 5 millones de años. Dentro de un cron de polaridad predominantemente inversa (como por ejemplo Matuyama) puede haber pequeños episodios, de corta duración, que se llaman subcrones con polaridad directa (Jaramillo, Olduvai y Reunión) y la situación contraria, subcrones de polaridad inversa en un cron de polaridad básicamente directa. (Ministerio de  Educación)
      3.  Paleomagnetismo. 
       El núcleo terrestre está formado por una capa externa líquida y un núcleo interno sólido, los dos de composición metálica. El movimiento relativo de ambos genera un campo magnético alrededor del planeta, como si de una dinamo se tratara. Sin que se conozcan las causas, el campo magnético de la Tierra ha invertido su polaridad en numerosas ocasiones en el pasado. Los basaltos son minerales férricos que se orientan, cuando están fundidos, según la polaridad magnética, manteniéndola al solidificarse. Estas rocas volcánicas se pueden datar con exactitud (técnica potasio/argón) lo cual nos permite conocer la fecha en la que se produjeron los cambios de polaridad. 
      Desde la actualidad hasta hace 780.000 años tenemos polaridad directa y se conoce al periodo como BRUNHES. Desde 780.000 hasta 2’5 mll la polaridad es inversa, periódo MATUYAMA. Dentro de un periodo (cron) puede haber subcrones con polaridad inversa. Por ejemplo, dentro de Matuyama está Jaramillo con polaridad positiva, Olduvai (positivo) y Reunión (negativo). Así pues, un fósil hallado en arcillas con polaridad normal, en los últimos 2 mll a. sólo puede pertenecer a Brunhes, Jaramillo u Olduvai. En base a los fósiles acompañantes, le adjudicaremos una edad u otra. 
EL OFICIO DE PALEOANTROPÓLOGO 
      El  estudio de los huesos y los dientes sirve para saber la edad de los individuos y su forma de vida. Tenemos dos denticiones en la vida. Durante la primera infancia la cría depende directamente de la madre (lactancia) y aparecen los incisivos decíduos (de leche), los caninos y la primera muela de leche aparecen entre el primer y 1’5 años de edad, el segundo molar de leche entre los 1’5 y los 2’5 años; después, al final de la lactancia, comienza la pubertad, y aparece el primer molar permanente, en los humanos a los 6 años; en una tercera etapa, la adolescencia, aparecen elevados niveles de hormonas sexuales, y se produce la maduración genital, durante esta etapa aparece el segundo molar permanente (sobre los 12 años); y en una cuarta etapa, o periodo reproductor , en sus comienzos, aparece el tercer molar permanente (muela del juicio).
      Los huesos de los mamíferos no son de crecimiento continuo (como los demás vertebrados). Sólo crecen durante una fase del desarrollo del individuo. Distinguimos tres tipos de huesos 
      -Huesos largos (extremidades)
      -Huesos cortos (pies y manos)
      -Huesos planos (caderas, cráneo y omóplatos) 
      En los huesos largos y cortos se pueden distinguir dos partes: la región central (caña) llamada diáfisis y la región articular o epífisis.
 
Figura 3.- Tibias de dos homínidos de la Sima de los Huesos. La tibia de la izquierda presenta una cicatriz (entre AT-649 y AT-837) que permite reconocer que el hueso aún no estaba totalmente soldado. La otra por el contrario no presenta dicha cicatriz luego habían completado su crecimiento, quedado soldadas la epífisis y la diáfisis. (Ministerio de  Educación)
      En los huesos planos es posible delimitar la epífisis, que suele coincidir con las zonas articuladas. 
      La zona de crecimiento de los huesos de los mamíferos se encuentra en un tejido cartilaginoso situado en la zona de unión de la epífisis y la diáfisis. Al osificarse el cartílago, la epífisis y la diáfisis se sueldan y termina el crecimiento.
      Cuando un hueso cuya epífisis y diáfisis no están soldadas, queda expuesto, el cartílago se descompone rápidamente y se separan las epífisis, quedando una cicatriz. Las primeras epífisis que se sueldan son los huesos de los dedos de los pies (falanges) entre los 14 y 15 años. El último en completar su crecimiento es la clavícula entre los 25 y 28 años.
      Una vez que los huesos completan su crecimiento es muy difícil establecer la edad de la muerte de un individuo. 
      Existen criterios auxiliares para determinar la edad. El más conocido es el grado de fusión o sinostosis de las suturas craneales. Cuando el individuo es joven, las suturas están abierta: es decir, los huesos no se han soldado y pueden desarticularse. El cráneo no puede ser rígido y limitar el crecimiento del encéfalo. 
      Con el estudio de los huesos podemos estimar el peso y estatura del individuo, mediante técnicas estadísticas. La correlación positiva entre la longitud del fémur y la estatura nos dice que a más longitud, el individuo tendrá más altura. De la misma manera, las personas más pesadas tienen epífisis más grandes, sobre todo en las extremidades inferiores. 
      Si reunimos datos de longitud del fémur y de la estatura de un gran número de individuos, podremos deducir la ecuación que relación ambas variables. Para realizar este cálculo se emplea la técnica estadística de la regresión lineal. 
      También podemos determinar el sexo con el estudio de los huesos. Los huesos más grandes y/o con inserciones musculares más marcadas suelen asignarse a individuos masculinos. El cráneo femenino suele presentar una frente más abombada, en los varones “algo huidiza”. Los arcos supercialiares o las apófisis mastoides son más grandes en los varones. También lo son los caninos. 
      Sin embargo, entre los individuos intermedios (la mayoría) no se puede hacer una asignación sexual con un mínimo de fiabilidad. 
      Para esta determinación  el hueso más importante es la pelvis. En el homo el dimorfismo sexual era mayor en el pasado y se ha ido reduciendo paulatinamente. Sin embargo, en Atapuerca se ha refutado esta teoría. Los individuos hallados en la Sima de los Huesos (300.000 años) tenían el mismo dimorfismo que el actual. En el homo, el actual grado de dimorfismo sexual se alcanzó muy pronto y ha permanecido estable. 
TÉCNICAS E HISTORIA 
      El instrumental científico nunca superará, desde el punto de vista de la historia, su condición de medios para conocer mejor el pasado. Corresponde al arqueólogo el explorar la masa de informes a su disposición; él es el único que puede coordinar elementos de muy distinto carácter, e incluso carentes de conexión, con miras a infundir vida a este pasado.  
DIVISIÓN 
     La Prehistoria se divide en  Edad de la Piedra, Edad del Bronce y Edad del Hierro, según la división propuesta en 1836 por el danés C. Thomsen. A su vez, la Edad de Piedra se divide en Paleolítico ( desde hace 2'5  Ma hasta el IX milenio A.C.) y Neolítico (del IX milenio A.C. hasta la aparición de la escritura), según la división propuesta en 1865 por el naturalista inglés John Lubbock. 
      La primera división de la Prehistoria se basó en los tipos de instrumentos utilizados, distinguiéndose una Edad de la Piedra de una Edad de los Metales. Según la forma de trabajar la piedra, se establece un Paleolítico - Edad de la Piedra Antigua - con instrumentos de piedra tallados que se distinguía del Neolítico - Edad de la Piedra Reciente en la que se pulía la misma. Igualmente, se hablaba de un Mesolítico - Edad de la Piedra Media - que actuaba de enlace entre ambas técnicas. Así, es la técnica de elaboración de los instrumentos lo que se convirtió en el primer criterio utilizado en la estructuración de la Prehistoria. También la técnica de talla sirvió para caracterizar las divisiones internas del Paleolítico. Así, el Paleolítico Inferior se caracterizaría por útiles sobre núcleos como los cantos trabajados o los bifaces. La industria sobre lascas será la base del Paleolítico Medio y las hojas marcarán el Paleolítico Superior. Los avances de la investigación han demostrado que, como todas las generalizaciones, esta organización es falsa y que las industrias sobre lascas aparecen ya en el Paleolítico Inferior y que también en este momento se empieza a utilizar la técnica de hojas. 
      También se hizo un paralelismo entre el Paleolítico Inferior como una obra de los Homo erectus, el Paleolítico Medio de los Homo sapiens neandertalensis y el Paleolítico Superior de los sapiens sapiens. Igualmente, el desarrollo de la investigación ha cuestionado esta ecuación. Durante el Paleolítico Inferior, según los últimos descubrimientos, ya pueden aparecer los primeros Homo sapiens neandertalensis. Durante el Paleolítico Medio la presencia de los Homo sapiens sapiens está claramente demostrada en África y el Próximo Oriente, donde conviven con los neandertales durante casi más de 50.000 años, fabricando los mismos tipos de instrumentos.
 

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